17.12.15

Picasso, Torres García y varios más: una tarde en el MoMA

Un recorrido por el muso que alberga entre varios otros, un piso entero de Torres García y otro de Picasso, entre sus muestras itinerantes. 
Del segundo, todos conocemos su obra, más que prolífica, casi 4000 cuadros, con piezas icónicas en el siglo XX. Pero la escultura fue una disciplina que mantenía oculta y no han abundado las muestras ,si bien no es menor su influencia en otros artistas de su época.
Ya desde sus inicios su carrera despegó, pintaba y vendía su producción que hoy en día cotiza en cifras astronómicas. Pero las esculturas tuvieron otro destino y convivencia con el artista: Rara vez las vendía, o mostraba en público, convivía con ellas, en su residencia francesa y es fácil imaginarse que les hablara.
En esa disciplina se mostraba más libre y experimental, su evolución incluye varios materiales incluso de deshechos, de formas más orgánicas, deconstructivas o figurativas. Llegó a crear más de 700, 150 de las cuales se muestran en esta exhibición, la primera en honor al artista en suelo de Estados Unidos luego de 50 años.. 
Organizada cronológicamente, Picasso Esculturas recorre la carrera escultórica del artista, entre 1902 y 1964, dividida en nueve etapas. El MoMA las ha instalado de tal manera que cada sala es un episodio diferente. Y cuando pasas de una a otra es difícil creer que se trate del mismo artista.
La experimentación, innovación y técnicas distintas son un reflejo de sus inquietudes y referencias cambiantes a lo largo de su producción.
Su acercamiento a la escultura era autodidacta y esporádico, a diferencia de la pintura, pero constante en el tiempo, como se puede ver en esta  primera retrospectiva centrada en esta disciplina en 50 años, con 140 piezas pertenecientes a colecciones públicas y privadas. Justamente porque conservó a la mayoría con él hasta su muerte, 50 piezas provienen del  Museo de Picasso de París, que conserva su legado
Su escultura no atraviesa las mismas etapas que su pintura, pero sí cambia a lo largo de las once salas que ocupa la muestra en herramientas, materiales y procesos que va descubriendo, influido por sus mudanzas, nuevas musas o colaboradores técnicos. 
Para poner en relieve las obras, toda la muestra permanente del Moma subió un piso, para dejarle el 4, más espacioso, a las esculturas. Las audioguías y los folletos cumplen su función, pero las esculturas hablan por sí solas, invitan a girar en torno suyo y motivan más fotos que la pintura (es fácil entender la manía del malagueño de tomarlas por seres vivos).
El recorrido comienza con su primera escultura a los 20 años, Mujer sentada (1902) y algunas cabezas más bien figurativas. El quiebre se ve en 1909 con la etapa cubista. Anticipan las naturalezas muertas y las guitarras de la sala siguiente, donde quiebra la escultura tradicional de trabajo sobre material virgen, para experimentar con la suma de materiales reutilizados. Incluye el espacio negativo en el trabajo de cortar, doblar y tratar planchas de metal. Le sigue la sucesión de los seis Vasos de Absenta(1914), reunidos por primera vez desde la primavera de 1914, cuando Picasso los creó como seis bronces únicos, cada uno con policromías diferentes e incorporando cucharas reales, sobre las que modeló terrones de azúcar. Son piezas híbridas, que rompen el molde de la serie en el bronce. “Cambia con una asombrosa plasticidad y muchas veces sus experimentaciones están relacionadas con las que lleva adelante en sus pinturas”, explica Luise Mahler, curadora adjunta y autora de un extenso ensayo incluido en el catálogo de la muestra. “Elegimos cada pieza muy conscientemente entre 700 para mostrar la mayor variedad y diferentes grados de experimentación y innovación”, señala.

Fuentes. El Pais (Es)
 De paso, algunas otras joyitas en el MoMA:
Luis Camnitzer, uruguayo que le encontró uso en pleno siglo XXI a las páginas de las guias telefónicas. Si uno busca, encuentra a más de una familia amiga.
La artista india Nalini malani muestra efectos de la bomba atómica con una instalación multimedia, de música, proyecciones y pintura más que interesante: 
 Y la cereza del postre: Torres García en el piso superior:

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