10.7.15

Pintar es soñar / Ignacio Iturria en el MNAV

Qué genial es  ver un museo colmado de gente, y  si se debe a un artista nacional, doble alegría.
Si el artista está presente y puede disfrutarlo, firmar catálogos, o charlar con el público, mejor aún.
Hay que aplaudir cuando se hacen cosas más que bien y la verdad es que en el MNAV hoy, hubo una fiesta del arte, donde no faltó nadie.
Armar esa magnitud de muestra  no debe haber sido tarea fácil y se agradece tener la oportunidad de disfrutar, por primera vez en la historia, y hasta setiembre, la obra de un Maestro como Ignacio Iturria en dos pisos casi completos, con un centenar de  obras, (pinturas, grabados y objetos) desde los años 80  y por casi 30 años. El recorrido permite apreciar una evolución clara de técnicas, temática, y formas que dan cabal idea del valor, no sólo nacional sino internacional de este artista y de su búsqueda y logros de un lenguaje personal y reconocible por propios y ajenos.
El camino va desde lo plano al relieve, de las texturas a los objetos superpuestos, pero mantiene su característica frontalidad en la composición, e incluso la paleta cromática,  la iluminación de los objetos o personajes que la integran, o el carácter cotidiano o urbano de muchas escenas.
Los personajes diminutos en escala pero expresivos por demás, permiten descubrir, junto a objetos que los rodean, un sinfin de situaciones que dan profundidad de lecturas a cada obra. Aglomerados en multitudes o protagonistas, observadores o acróbatas de circo entre el barro y el alambre, con ojos saltones de comic o mirada fija escultórica, los actores en estas obras son moldeados según la circunstancia, la técnica o la influencia de turno en su creador. 
Desde Torres García colgado de un andamio, a vecinas charlando, desde la excursión escolar a caballos de troya , el monumento ecuestre o el avión pasando, el rocker con la guitarra, el arco de fútbol, o la señora tomando sol en bikini, un palacio salvo, todo puede suceder al mismo tiempo, en 1m2 de óleos combinados.
Ese desfasaje de escalas entre el personaje  y su  entorno tal vez remita a la proporción de su casa familiar, antigua, con  patio claraboya,  que compartía con su padre, emigrante vasco, y donde seguramente pasaba las tardes alineando autos o soldaditos en cajas de cartón, o contra baldosas de gres, debajo de las mesas o detrás de sillones.
Nada que todos no hayamos hecho, pero que Iturria elige darle trascendencia con su particular estilo e imaginación.
Realmente es una oportunidad para disfrutar: háganse un ratito en una tarde de sábado o entre semana,  solos o con los niños luego de la escuela. No se pierdan el cuarto intervenido en el primer piso, una joyita  que ya lo quisieran en Sotheby´s , o el catálogo a la venta que completa el significado y trayectoria del artista.
En épocas de smartphones, tablets, tvs, etc el que nos conmueva y retrotraiga a la infancia o a ciertas escenas barriales locales unas pinceladas contrastantes o un collage de carton o empaste, o cabecitas formadas por la aplicación directa del óleo sobre la tela, no es menor y mantiene la  ilusión de que  el arte es un lenguaje poderoso de comunicación, visión, y creatividad como ninguno.

1 comentario:

daniel heide dijo...

Es una de la exposiciones más importantes de los últimos años, se ve mucha obra excelente, de un gran pintor. Gracia, humor, técnica, reflexión sobre la condición humana. Me enorgullece ser compatriota y amigo de un artista de nivel internacional.