En la zona tranquila entre el Parque Rodó y el Cordón, donde aún se puede estacionar y caminar con menos prisa, hay algo nuevo en el barrio que vale la pena descubrir.
La librería Escaramuza no lleva un mes abierta y ya da que hablar. Una fachada discretísima en el día pero protagonista de la cuadra en la noche cuando se ilumina, precede a un interior lleno de sorpresas.
Foto: Ecodesarrollos
Confieso me llevó la curiosidad de unas fotos publicadas y frené al paso como quien se dispone a hacer un trámite. Desde el instante que uno cruza el umbral hay pistas que anuncian lo bueno por venir: el tratamiento respetuoso de superficies y materiales antiguos del local, la música y el murmullo de gente a mediodía, señal de que hay un buen restaurant.
Salí dos horas después, maravillada y feliz de que la ciudad cuente otro de los singulares espacios de esa riqueza de contenido y servicio. Esa sensación entre lapidaria y esperanzadora de "no parece de acá" te acompañan en el recorrido, lleno de detalles pensados, decisiones inusuales y soluciones impactantes. Sin ostentación pero con cabeza abierta al mundo y centrada en rescatar lo mejor de una casa de principios de siglo pasado que se supo potenciar al máximo.
Amigos unidos por el gusto y actividad comercial vinculada a los libros y las editoriales, Pablo Braun, argentino, dueño de Eterna Cadencia en Palermo, muy similar en su concepto, y Alejandro Lagazeta, uruguayo propietario de La Lupa en la Ciudad Vieja fueron los artífices de este lugar, que luego de 2 años de pensarlo y 40 casas visitadas, fue el que sintieron que era el correcto para su proyecto.
Bibliotecas de 4 metros de altura llenas de volúmenes ordenados , algunos de cara otros de canto, luminarias de diseño, pisos originales lustrados, claraboyas y lucernarios impecables, y una luz cenital que baña el ambiente son algunos de los ingredientes del primer volúmen de la vivienda que respeta la distribución original con sutiles intervenciones.
Siguiendo el corredor que lleva al segundo patio, surge el restaurant, bajo otra claraboya vinculada a un patio perfectamente diseñado en perspectiva y contraste con el interior lleno de detalles. Una cascada de lámparas de filamento, carpintería de hierro y madera con decoración de piezas de remate, mesas y sillas hechas a medida, pisos calcáreos recuperados, en todas direcciones (incluyendo los baños) hay una escenografía pensada.
Foto: Ecodesarrollos
Foto: Ecodesarrollos
La comida, servida en vajilla enlozada, es concebida por chefs ex La Huella y al menos lo que probamos tenía el punto exacto de sabor, creatividad y novedad que le falta en muchos casos al ambiente gastronómico local. Con la alegría final de una cuenta amable y un servicio esmerado.
Abierto de 9 a 21 hrs, tiene en su grilla de actividades talleres, conferencias, y eventos, o incluso el desarrollo de su azotea para reuniones y huerta orgánica.
Nada mal para una zona que ve aumentar la oferta de actividades nocturna pero no tiene tantas opciones para el día.
Dirección; Pablo de María 1185.
Proyecto: Magnone /Devoto arquitectos (Uy)
Decoración: Ines y Agustina San Martín (Arg)
Paisajismo: Ecodesarrollos
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